Escapada artística en el Vaticano
La iglesia católica es una institución que no solo protege y salvaguarda la fe y espiritualidad de millones de personas en el mundo, al ser una de las más importantes religiones del mundo, sino que también atesora riquezas artísticas y culturales que se mantienen desde hace décadas y hasta siglos. Gracias a ello, aun siendo el Estado más pequeño del mundo, una escapada artística en el Vaticano representa un alto índice de turistas ávidos de conocer la historia y el misticismo detrás de la que posiblemente ha sido el poder eclesiástico más trascendental en la humanidad.
Este peculiar país, como es sabido, encuentra su sede en Roma, la capital de Italia y apenas cuenta con cerca de un centenar de habitantes, aunque, más allá de su nacionalidad, su identidad reside en la espiritualidad, la bondad y la búsqueda incesante de Dios. Sin embargo, aunado a ello, también se encuentra una gran cantidad de obras y un legado que atraviesa casi todos los campos. El arte, desde la pintura, la arquitectura y hasta las efigies en yeso, mármol o cerámica, es un recurso invaluable que reposa en los Museos Vaticanos, la Capilla Sixtina y la Basílica de San Pedro.
Miles de turistas son deslumbrados cada día en estas latitudes del planeta. Si en tu paquete de viaje por Europa se tiene planificada aquí una parada, entonces será mejor que prepares tu cámara y un cargador portátil porque serás otro visitante encantado por la magia de estos lugares. Por la logística no deberías preocuparte, como los boy scouts, siempre listos están numerosos guías conocedores del más mínimo detalle que tú o tus hijos podrían imaginar.
Los Museos Vaticanos son una colección inmensa de arte en cualquiera de sus expresiones, en donde los Papas han dejado grandes aportes y obras, como Laocoonte y sus hijos, una pieza que reposa en uno de estos museos y ha sido digna de estudio por su realismo y dramatismo. Junto a ella, se pueden ver otras como el Torso Belvedere, un fragmento de una escultura que tenía a un hombre sobre un caballo, pero del cual se localizó solo una parte del cuerpo de la persona y se conserva desde el siglo XVI.
Además, se hallan otros interesantes parajes, como la Galería de los Candelabros, que recibe hasta 30 mil personas en un día. Su historia data desde el siglo XIX y ha recibido tres restauraciones. A lo largo y ancho de los Museos Vaticanos se pueden percibir otras tantas imágenes reconocidas dentro de la comunidad religiosa como el tradicional Entierro de Cristo, una imponente pintura en óleo Caravaggio de casi 3 metros de ancho por 3 metros de altura. O la Transfiguración de Cristo, otro cuadro precioso que refleja la vida y su paso transcendental con Jesús. Fue la última obra del también italiano Rafael, autor de la icónica pieza Los ángeles. E incluso la afamada Capilla Sixtina de Miguel Ángel.
Pero que tu capacidad de asombro no se agote, la Basílica de San Pedro está muy cerca de los Museos Vaticanos y es el templo eclesiástico más rememorada por propios y extraños. En ella todos los domingos miles y miles de personas se congregan para recibir la santa misa de la máxima autoridad de la iglesia católica. Y por si fuera poco, en su interior igualmente se desplaza una gran cantidad de obras, como el monumento a Benedicto XVI, la estatua de San Pedro, la preciosa e hiperrealista Piedad de Miguel Ángel, o la tumba de Juan XXIII. Los mencionados altares de la crucifixión de san Pedro, san José y Santo Tomás son también unos de los intereses más resaltantes del templo, sin contar la variada exposición de órganos e instrumentos musicales que congregan años y años de conservación.
Después que tomes un merecido descanso y un rico gelato, en su perímetro se levanta la bella Plaza de San Pedro, el espacio urbano público de mayor envergadura dentro del Vaticano. Se estima que puede reunir hasta 300 mil personas en su máximo esplendor. Es una auténtica estructura de investigación para arquitectos e ingenieros y un lugar de esparcimiento cálido y tranquilo para los turistas. Tiene unas 284 columnas que cuentan con 140 estatuas de santos en su parte posterior. Fueron creadas a finales del siglo XVII por Bernini y sus denominados discípulos. Desde allí se han mantenido en pie, al igual que un obelisco erigido en el centro del espacio de unos 25 metros de altura que es aún más antiguo.
Al anochecer, la plaza se convierte en todo un espectáculo para disfrutar en familia, con tus seres queridos y, ¿por qué no?, con tu pareja. Siempre acompañado de una deliciosa pizza italiana en el epicentro del país más pequeño del mundo y, a su vez, uno de los más cotizados y concurridos de todo el globo.